No existe un truco mágico para prevenir por completo el mal de altura, pero hay varias formas de reducir el riesgo de sufrir el mal de altura (grave) o la hipobaropatía. Los síntomas de la enfermedad ocurren si se asciende demasiado rápido a una altitud superior a los 2500 metros, porque a esas altitudes hay menos oxígeno en el aire. Así que dale tiempo a tu cuerpo para que se acostumbre y vaya aumentando gradualmente la altitud, preferiblemente un máximo de 500 metros por día después de las primeras noches. Manténgase siempre en un nivel en el que no tenga quejas durante unos días, antes de buscar una ubicación más alta.
Los primeros síntomas del mal de altura son dificultad para respirar, dolor de cabeza, náuseas, falta de sueño y falta de apetito. Estos síntomas pueden aparecer de 12 a 24 horas después de la llegada. Las molestias leves suelen pasar con el tiempo, siempre que no aumenten. Si las quejas aumentan y nota que se está volviendo perezoso e inestable, tiene dificultad para hablar o está confundido, puede perder el conocimiento. Luego busque atención médica de inmediato y descienda de 500 a 1000 metros lo más rápido posible.
Hay otras medidas que puede tomar para evitar esa etapa. Por ejemplo, asegúrese de beber lo suficiente, no use alcohol ni pastillas para dormir y evite el ejercicio extenuante durante los primeros días. Masticar hojas de coca o hacer té (mate de coca) es una forma popular y natural de combatir las quejas en países como Argentina, Bolivia, Colombia y especialmente Perú. Si su primer destino es un lugar alto en los Andes, como La Paz en Bolivia (3640 metros) o Cusco en Perú (3399 metros), intente pasar la noche en un área más baja y ajuste su itinerario a la altitud donde sea posible. A alto riesgo, los médicos a veces recetan medicamentos preventivos para promover la aclimatación o como medida de emergencia. Solicite siempre el asesoramiento de un organismo oficial antes de su viaje.